BLOG

#Somos RML – Historias de Vida: Ana Lucía Correa

Ene 27, 2022 | #SomosRML Historias de Vida

Profesión: Ingeniería mecánica, Ingeniería de reservorios, Máster en Administración de Empresas.
Ocupaciones: Co-fundadora de la RML.
Valores personales: Responsabilidad, compromiso, justicia, confianza.
Hobbies: Tocar la guitarra y cantar, costura, cocina, panadería, próximamente la carpintería… estudiar y aprender temas diversos.

La vida en Canadá

Estoy viviendo en Edmonton – Alberta, desde finales del 2019. Mi esposo fue transferido a Canadá por la empresa transnacional en que trabaja, así que, como familia, decidimos trasladarnos todos. Tengo 3 hijos. El mayor, Nicolás cumplió 20 años, María Laura tiene 18 años y Matías, el menor, 14. Los dos mayores van a la universidad y mi hijo menor ya inició el High School. Apenas llegamos inició la pandemia, por lo que no he podido salir mucho y constatar cómo es la vida en Canadá, pero este tiempo me ha servido para trabajar intensamente por la red.

Aquí hay mucha naturaleza, así que salimos a caminar, con dos capas de ropa por el frío, pero se disfruta igual. Hemos aprendido a adaptarnos al clima.

Ser madre de tres jóvenes, en Canadá, es fácil. Ahora que están en universidad se mueven solos, únicamente a mi hijo menor lo llevo y traigo del colegio. Mis hijos mayores se independizaron mucho desde que ingresaron a la universidad. A veces una piensa que, como madre, tiene que irles preparando para esta nueva etapa, pero no fue necesario, el cambio se dio de forma espontánea.

Me preocupaba mucho el tema de la movilidad, yo pensaba que querrían auto, pero están muy cómodos con el transporte público, no sienten la necesidad de auto, incluso en invierno se han adaptado. Siempre fueron buenos estudiantes, son responsables, no son farristas, no tienen vicios, son muy tranquilos, entonces, es fácil.

Edad mental: 27

Tengo 48 años, pero me siento de 27. Aunque ya me está doliendo un poco la espalda, ahí siento el paso de los años. Pero mi edad mental es 27, hasta ahí crecí. Me siento bien, con ganas de seguir aprendiendo, creando, sintiendo que todo puedo y todo quiero.

Cuando doy clases de Finanzas Personales y presento la información del ciclo de la vida y la idea del ahorro para tener una vejez digna, siempre surgen los comentarios de la gente de que se quiere jubilar a los 50 y solía agradarme esa idea. Pero, ahora que ya estoy cerca, me di cuenta de que todavía no quiero jubilarme, tengo mucho por hacer y crear.

No quiero cerrarme a cosas preestablecidas, siempre trato de no sesgarme, de ir aprendiendo, de no decir “esto es así”. Me considero de mente abierta, pero hay cosas de las culturas modernas que aún me resultan complejas, pero  creo que los hijos ayudan a eso, a mantenerte más moderna.

De la ingeniería en reservorios al emprendimiento

Estudié Ingeniería Mecánica como formación inicial, luego me fui a trabajar en petróleo y me convertí en ingeniera en reservorios. Tengo algunas formaciones en esa línea. Ahí trabajé unos 7 años y luego dejé el trabajo y me convertí en emprendedora con una empresa de software. Ahí, tuve la primera gran quiebra. Me sentí muy frustrada y quería entender por qué había quebrado, no comprendía qué había hecho mal. Así que estudié una maestría en negocios. Eso me abrió la mente y cambió mi forma de ver el mundo.

Yo antes no veía valor en las ventas, no sabía cómo vender, pensaba el producto en función de mi experiencia, no del cliente y no entendía el poder de negociación. Cuando entendí todo esto, empecé a preocuparme por desarrollar las habilidades que sabía que tenía, especialmente la negociación y la capacidad de buscar múltiples soluciones para un mismo problema.  Ahí descubrí el poder de las otras miradas. Salí del “así se hace” y “así tiene que ser” y empecé a ver el valor de trabajar en equipo. Aprendí también que el equipo, mientras más diverso, mejor, todo eso entendí a raíz de la maestría y mi tesis fue la Red de Mujeres Líderes – RML.

Actualmente, me estoy autoformando en economía solidaria, economía feminista, factores de éxito de la creación de organizaciones, desde la biología y la sociología, y también voy a formarme en inversiones financieras. Eso me llama la atención y me gusta.

Descubrí que soy buena buscando oportunidades, abriendo la cancha, disparando opciones, en eso soy buena. También en crear relaciones, ese va a ser mi campo de aquí en adelante.

Así nace la RML

Cuando trataba de superar la crisis por la frustración del cierre de mi emprendimiento, el coach Juan Montero me dijo: “Tienes que ponerte a hacer algo práctico y ganar dinero ya. Tienes que desarrollar esa parte de tu cerebro”. Así que incursioné en construcción y empecé a hacer quinchos y cubiertas. Fue un gran aprendizaje. Me di cuenta de que era versátil, que podía cambiar. También fue un golpe al ego, entendí que lo importante era generar ingresos. Yo había estaba muy subida en mi rol de “yo soy ingeniera, vengo del mundo petrolero, estoy creando mi empresa de desarrollo de software” y cambiarme a una actividad en la que dejé mi ropa de oficina, por jean y camiseta, me costaba, me molestaba, incluso sentía una vergüencita de contar lo que estaba haciendo. Pero, entonces me di cuenta que hay que hacer de todo y ese trauma no te da de comer, es ridículo. Eso fue un tremendo aprendizaje. También, me di cuenta de que muchas amigas de mi círculo eran mujeres que necesitaban emprender, porque sus hijos ya estaban grandes y querían retomar sus carreras profesionales. Entonces pensé que se podía hacer algo más.

Me llegó información de la economía popular y solidaria. La leí, la estudié como una alternativa para construir la red y me pareció que se podía poner en práctica, porque se fundamenta en la solidaridad y la cooperación. A la par, me llegó también la información de la campaña “Like a girl” y me di cuenta de que el machismo no es un tema del mundo latino. Me interesé por la equidad de genero, entendí todo el movimiento atrás  y me encontré con una amiga de la universidad, Paola Durán, que había trabajado en la industria automotriz y estaba decidida a emprender. Así que nos juntamos  y conversamos sobre la importancia del empoderamiento femenino y empezamos a trabajar por el tema de las mujeres. Ella es coach de negocios y quería hacer algo potente, aliarse con coaches internacionales, mientras que yo quería que empecemos bajito, livianito.

Fue así que convoqué algunas amigas, en mi casa, para un primer desayuno el 26 de noviembre de 2015, “para hablar de negocios, no de suegras, hijos ni maridos”. Luego tuvimos una segunda sesión, en la que se decidió que nos íbamos a llamar Red de Mujeres Líderes. Seguimos reuniéndonos, tuvimos un foro de cierre de ciclo y luego pensamos en darle estructura a la red. Yo quería darle estructura comunitaria, porque desde el principio, la RML se ha construido en grupo. Ahí tuvimos un quiebre con Paola, pues ella estaba en su lógica más empresarial. Yo fui fuerte en mi postura y creo que fue un gran acierto, porque no se si la RML hubiera durado 6 años, si no tuviera esa visión comunitaria. Tal vez hubiera sido otra cosa.

En 2017, logramos obtener la personería jurídica y así nació la RML. Eso nos trae al día de hoy y hemos dado un gran salto.

“Mi sentido de vida es a través de la RML”

Para mí la red es Plan de Vida, esa necesidad de trascender, de hacer algo por la sociedad. Mi sentido de vida es a través de la red. Cualquier cosa que sueño, que pienso que puede ser útil, trato de verla a través de la RML.

La RML para mí es todo. Pienso que la red tiene que ser una organización que se consolide y se mantenga en el tiempo, me gustaría que mis hijos, mis sobrinos, tengan trabajo a través de la red, nuestros hijos e hijas, eso me motiva. Obviamente sé que siguen su camino, pero que vean que aquí podrían tener una oportunidad, eso me llena.

Incluso está en proyecto que  nuestras mamás sean socias honorarias de la RML. Y nosotras mismas deberíamos pensar en nuestra vejez, porque muchas de quienes emprendemos, no tenemos una jubilación y sería bueno dejar algo montado para que nos sirva cuando estemos viejecitas.

Lo que estamos trabajando y construyendo ahorita es un patrimonio que podría ser un legado que se mantenga en el tiempo.

A %d blogueros les gusta esto: